La rubia miraba fijamente a Guille.
* A ver si me miras a los ojos, dijo.
* Me lo pones muy difícil, contestó divertido.
Se hizo un silencio, ambos sonreían.
* No tienes que tratar a todas igual, cada mujer es un mundo... deberías hacer turismo.
* Yo estoy dispuesto, dijo Guille, pero nunca me dan visado de entrada.
Pausa. Sonrisas.
* Mas de un visado has tenido tu.
Él sonrió. Estaba donde quería.
* No lo puedes decir por experiencia propia.
Ella sonrió.
* Todavía.
Parecía que la Mary dejaba de prestar atención a su libro y seguía divertida la conversación.