en ese justo momento

 

A ver si soy capaz de escribir la historia bien. Entre mezclarnos con la multitud en el centro de la ciudad y echarle un vistazo a la exposición de Rothko y quedarnos encamados en el hotel elegimos la segunda opción.

Cosa de personas listas.

Después de besos y ropa fuera estábamos en calzoncillos y bragas.
Acerqué mi boca a su oído y le susurré "voy a quitarte las bragas". No dijo nada. Es mujer de pocas palabras en esos momentos.

Me puse de rodillas entre sus piernas, esta frente a una mujer con un cuerpazo y unas tetas maravillosas en bragas. Agarré la goma de las bragas, di un tironcito y ella hizo ese gesto mágico, ese gesto genial, ese gesto de los gestos: levantó las caderas para facilitarme la acción.

Deje la prenda en el sillón junto la cama. Ahora estaba de rodillas, entre las piernas de una mujer con un cuerpazo, unas tetas maravillosas y desnuda.

Pues eso, metí la cabeza entre sus muslos y se lo hice despacio. Fue largo pero no se eternizó, cercano al ideal. Note las pequeñas convulsiones pero ella no dijo ya o acabé. Ha quedado señalado que es mujer de pocas palabras. Lo que hizo fue poner el pie en mi cara y apartarme. Lo que yo llamo la patadita.

Me coloqué cara con cara  hablé un poquito y volví a bajar besándole de camino todo lo que encontraba, iba a hacérselo otra vez...

...y fue justo en ese momento, en ese maldito momento, cuando me desperté.