Los amigos, sentados en su café favorito, andaban hablando de lo que les gustaba a cada uno.
Salían algunos coches, platos abarcando desde lo casero hasta lo incluido en las guías Michelin, elegían tv de última generación, el último y más completo móvil inteligente, el ordenador más potente y de mejor diseño, el ático con mejores vistas, zapatos con tacón de aguja imposibles...
M. estaba callada en la esquina de la mesa.
Se dieron cuenta que no decía nada. Le preguntaron; ¿a ti que te gusta?
Me gustan las cenas que acaban en desayuno.
¿Y a quién no? esa sí es toda una tentación.
ResponderEliminarEme: Veo que te tengo que añadirte a la lista de las personas que saben a que tentaciones ceder.
EliminarGuille, imagino que esa lista será muy larga, no creo que haya ser humano vivo que se resista.
EliminarEme: No tan larga, alguna gente ve el Maseratti o los taconazos de Manolo y no pueden ver lo esencial.
EliminarPero que quede claro que yo no estoy en ese grupo.
Guille: está clarísimo.
EliminarEme: ¡Vaya! que se me nota.
Eliminar...es que no se guardar muy bien el equilibrio con los Manolos.
jaja me costó entender eso. No te imagino...
EliminarEme: Bueno, yo tampoco soy capaz de imaginarme en un Maseratti.
EliminarY ya ni te digo en un Maseratti intentando conducirlo con unos Manolos de tacones de 19 cm.
Guille, se ve difícil, aunque muy glamoroso. Jaja
EliminarPerdón, que manera de desvirtuar el post. Me quedo con la idea original.
Hoy sí que me reí.
Eme: Es que la idea original es imbatible.
EliminarGuille: Sabés que sí.
EliminarBesos!
Eme: Y parece que tu también.
EliminarSeguro que la que dijo lo esencial fue mi ídola, la de las bolsas.
ResponderEliminarChica de buen gusto.
Tracy: La inicial que aparece coincide.
EliminarPor sus gustos los conocereis.
ResponderEliminarÁngeles: Siempre es muy importante tener claras las prioridades.
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