Yo paseaba por la calle peatonal, adornada con fotos de las estrellas de las pelis de la semana del cine que anunciaba la filmoteca de la ciudad. Estaban la Ana y el Steve.
Ella venía de frente. Rondaría los cuarentayalgo. Hablaba relajadamente con una amiga. La escuché al cruzarnos.
"He llegado a la conclusión que las personas que me gustan son aquellas con las que puedo pensar en alto".
Me gustó tanto lo que oí que tuve la tentación de cambiar el rumbo de mi paseo y seguirla. Lo decliné, me di por satisfecha para un día.
O, como dijo Cicerón, no hay nada mejor que tener a alguien con quien te atrevas a hablar como contigo mismo.
ResponderEliminarÁngeles: Esa es una verdad verdadera.
EliminarPoder hablar como si pensásemos en alto es imprescincible para estar a gusto con alguien.
ResponderEliminarCasi tanto como poderte acurrucar en silencio en su sofá.
Por cierto, ¿en qué ciudad es el ciclo de cine? Lo bien que me vendría a mí una semana de esas para ponerme al día.
EliminarAlicia: Y acurrucarte en el sofá y poder hablar como si se pensara en alto ya es insuperable.
EliminarAlicia: Hay ocasiones en las que ponerse al día necesita mas de una semana.
Eliminarjijijiji
Sin duda esta clase de vínculo, resulta por su peculiaridad casi un momento mágico, yo voloro tanto encontrar a alguen con quien hacerlo... :) Pensar en voz alta , digo. :)
ResponderEliminarBesitos !!
Nieves: Bueno, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que ambos son momentos mágicos.
EliminarPoder pensar en alto con alguien es genial.
ResponderEliminarBuen fin de semana!
Carmen: es uno de esos lujos de valor incalculable pero sin precio.
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