Anécdota uno. Primera parte:
¡ No ! dijo.
Y le encanto comprobar que -por primera vez en su vida- tenía delante a alguien que entendía que no es no.
Anécdota dos. Primera parte:
Si quiero, dijo.
Y fantaseo con el placer posterior.
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Anécdota uno. Segunda parte:
Por la noche, casi ya dormida revivió la escena y tuneo la frase;
¡ No ! si no quieres lentejas las dejas.
Anécdota dos. Segunda parte:
La pregunta que aparecía en el ordenador "¿Quiere que le añadamos chocolate caliente por encima?" solo podía tener una contestación; si quiero.
No se pueden juzgar las situaciones a la ligera, hay que esperar a tener toda la información, que si no luego nos llevamos el corte.
ResponderEliminarO lo sabes todo o solo sabes una parte, lo que es casi no saber nada.
ResponderEliminarLos "NO" a secas hay que tunearlos un poco, aunque pierdan fuerza, ganan en sensibilidad.
ResponderEliminarLa segunda frase se presta a fantasear, ese "Sí QUIERO" está lleno de connotaciones.
Genial. Me encantó, sobre todo, el uso del no.
ResponderEliminarTracy: hay veces -no todas- que el "no" tiene que ser seco y sin concesiones.
ResponderEliminarLa frase "si quiero" yo la uso muchas veces al día.
...aunque nunca en donde su uso es mas normal.
Eme: Quienes saben usar el "no" y lo hacen tan a menudo como lo necesiten, son personas felices.
ResponderEliminarPero el "no" tiene que ser no, nada de no pero si, si pero quería decir no...me cansa esa gente.
El no y el sí, dos palabras cortitas e importantes.
ResponderEliminarComo importante es también saber diferenciar entre lo que es y lo que sabemos.
Alicia: El correcto uso del lenguaje suele ser útil.
EliminarEl saber que significan palabras como "no" es recomendable.
Usar el "no" como "no" y no como esa cretinada de noperosi o siperono es imprescindible.
Lo que es, es. Lo que sabemos muchas veces se queda en lo que creemos que sabemos.