El Hope bastante vacío. En las paredes tocaba Vettriano. La oferta un Jacob's Creek australiano, de uva shiraz cabernet. Para evitar el silencio sonaba -suave- Lucinda.
En la barra tres personas, en un lado Jota escuchando a una clienta que -en el otro lado- se quejaba de que todo su entorno le decía que y como tenia que hacer. En este mismo lado, un poco a la izquierda una morena no muy grande, rodeada de bolsas estaba disfrutando de su segunda oferta del día.
"Mira Jota -decía la que llevaba la voz cantante- prefiero una cárcel en la que se puedan aporrear las paredes que estas cárceles que no se ven pero aprisionan".
Haciendo el gesto de brindar intervino la dueña de las bolsas "Hay deseos que nos hacen humanas".
Jota la miró y le hizo ese gesto tan conocido con la mano, ese de cerrar el puño y levantar el pulgar.
Qué buena decoración tiene el Hope.
ResponderEliminarYo también soy de la opinión de detestar las cárceles que aprisionan sin verse. ¡Y anda que no hay!
Tracy: Y lo difícil que es convivir con esa realidad.
EliminarHay gestos que lo dicen todo, por eso quienes los saben leer tienen las claves de un código secreto para los demás.
ResponderEliminarAlicia: Saberse los gestos de alguien, es añadir una forma mas de comunicación.
EliminarA veces los gestos son lo que marcan la diferencia.
ResponderEliminarBesitos Guille :)
Nieves: tener quien entiende los gestos que uno hace es genial.
EliminarSaber que gesto es adecuado a cada momento es casi sabiduría.
Algunos gestos son tan elocuentes que son una explicación condensada.
ResponderEliminarÁngeles: De eso se trata, de decir sin decir. Pero decir claramente.
EliminarEs que no se puede definir mejor. Yo también levanto el pulgar
ResponderEliminarTatu: ¡Ves! Solo un gesto y sabemos lo que quieres decir.
Eliminar