A veces pasa y es triste no saber utilizarla, tus palabras me han hecho acordarme de ese elefante encadenado que no se escapa porque no sabe que puede hacerlo, la indefensión aprendida es lo que nos acaba limitando. Muy bueno ese Dios de los mares con manguitos.
Como sé que te gustan las coincidencias, te contaré lo que soñé hace un par de días: Yo tenía un pajarillo en una jaula, y de pronto me parecía horrible tenerlo ahí encerrado. Entonces colgaba la jaula en la terraza y le dejaba la puerta abierta, segura de que el pájaro, al ver el mundo que se ponía a su disposición, escaparía volando de la jaula. Pero en vez de eso, el animalillo se quedaba muy quieto, al fonde de la jaula, sin acercarse a la puerta siquiera. Al principio me sorprendía, pero después entendía que la libertad le diese miedo, y que dudase entre ser libre y quedarse en su refugio, donde no era libre pero se sentía seguro.
Y hoy mismo he visto una película que acaba con la frase "La libertad es un regalo que no todo el mundo recibe de buen grado."
Ángeles: He conocido gentes que temen a las puertas abiertas. Temen tener que decidir. Prefieren que "otros" elijan por ellos. Eso si, si el resulrado no les gusta se quejan...pero no pasan de ahí. No hacen nada para cambiar lo que no les satisface.
Seguro que el pájaro se pregunta ¿sabré alimentarme? Aquí la morena se apaña muy bien para hacerlo.
Esa frase es una verdad verdadera, a pesar de lo raro que se hace creerla.
A veces pasa y es triste no saber utilizarla, tus palabras me han hecho acordarme de ese elefante encadenado que no se escapa porque no sabe que puede hacerlo, la indefensión aprendida es lo que nos acaba limitando.
ResponderEliminarMuy bueno ese Dios de los mares con manguitos.
Conxita: Me ha gustado lo de la indefensión aprendida. Conozco gente que se basa en eso para no acercarse al lugar donde habitan sus sueños.
EliminarEs definitivo, si hasta ese necesita artificio para flotar.
Como sé que te gustan las coincidencias, te contaré lo que soñé hace un par de días: Yo tenía un pajarillo en una jaula, y de pronto me parecía horrible tenerlo ahí encerrado. Entonces colgaba la jaula en la terraza y le dejaba la puerta abierta, segura de que el pájaro, al ver el mundo que se ponía a su disposición, escaparía volando de la jaula. Pero en vez de eso, el animalillo se quedaba muy quieto, al fonde de la jaula, sin acercarse a la puerta siquiera. Al principio me sorprendía, pero después entendía que la libertad le diese miedo, y que dudase entre ser libre y quedarse en su refugio, donde no era libre pero se sentía seguro.
ResponderEliminarY hoy mismo he visto una película que acaba con la frase "La libertad es un regalo que no todo el mundo recibe de buen grado."
Ángeles: He conocido gentes que temen a las puertas abiertas. Temen tener que decidir. Prefieren que "otros" elijan por ellos. Eso si, si el resulrado no les gusta se quejan...pero no pasan de ahí. No hacen nada para cambiar lo que no les satisface.
EliminarSeguro que el pájaro se pregunta ¿sabré alimentarme? Aquí la morena se apaña muy bien para hacerlo.
Esa frase es una verdad verdadera, a pesar de lo raro que se hace creerla.
Si, me encantan las coincidencias.
Pues yo también las he visto, aunque no te lo creas.
ResponderEliminarAlicia: Me lo creo.
EliminarPor experiencia propia. He visto a mucha gente paralizada ante la genial ocasión de poder elegir.