sabor a tabaco

El local estaba bien. Me senté en una mesa debajo de los dos cuadros de Goya.

Llegó la camarera

* ¿Que quieres?

* Un platito de pasión y una copa de entrega.

* De eso no hay, lo pedí para mi y me dijeron que no quedaba en stock.

* Pues un mufffin triple chocolate y … acompáñalo con un café para disimular.

Me miró de arriba abajo

* ¿Eres de esas personas que se arrepienten luego?

* ¿Eres de esas camareras que se meten en todo?

* No, solo donde me dejan.

Y se fue a por mi tentación irrenunciable del día.

Volvió. El muffin iba a ser mi perdición, pero estaba genial.

Disfruté cada miguita.

Al acabar, la llamé.

* ¿Cuanto es?

* Doce horas de porquelohabrehecho, trescientas repeticiones de eslaultimavez y dos euros setentaycinco.

* ¿Te dan muchas propinas?

* ¿Estas intentando ligarme?

* ¿Sabes que me desorientas?

* Suelen decírmelo. ¿Me vienes a buscar a las once, es cuando se termina mi turno?

* Vale, ¿cómo te llamas?

* Lucy ¿y tu?

* Ane.

* Me gusta tu pelo corto, Ane, pero deberías plantearte el dejar de fumar. Me vas a saber a tabaco.