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miércoles, 25 de julio de 2018

¿nos dejamos?



HISTORIA UNO:

Y entonces se decidió. No esperaría más. Estaba cansada de mandar mensajes, directos o de forma insinuada, y que él no contestara...pero tampoco se iba del todo. De repente tenía una aparición sorpresa, con toda su amabilidad, con su bella sonrisa, con sus divertidas historias. Y ella volvía a engancharse. Y otra vez a esperar.
No. Era mejor ser consciente de la verdad, lo que tenía era malo, dañino. Dejarlo le depararía momentos de sufrimiento (que ahora también existían) pero le despejaba el futuro. En el mundo debería haber alguien que la mimara, que la quisiera como era, sin querer cambiarla, sin querer adaptarla a un molde.

Su amigo le repetía que había tomado la decisión acertada, le escuchó las dudas, le reforzó las decisiones, la abrazo cuando lo necesito, la saco a pasear, le condujo de vuelta a la vida.
Siempre tenía una historia divertida que contar, una anécdota increíble, una sonrisa para sus penas, una oreja para sus palabras, un hombro para su cabeza, una suave caricia para apartar las lágrimas.
Él sonreía siempre en su presencia, pero si te fijabas bien se veía claramente una cortina de tristeza en sus ojos.
Ella pensaba, tiene que haber alguien en el mundo que me mime, que me quiera como soy.
Ella no veía.

*******

HISTORIA DOS:

Él hombre estaba entusiasmado escribiendo en el ordenador, cuidando con mimo a sus contactos habituales, oyendo una de sus bandas sonoras (es ese momento un CD que había grabado con Lucinda, Ray y la Melua), tenía una sonrisa en la cara, brillo en los ojos y una copa de vino a su lado.


Ella lo miraba desde el sofá, abandonando el interés por el libro que estaba leyendo, y sintió que una brisa de ternura la invadía. El hombre que siempre la escuchaba, que la hacía reír, el que aguantaba sus neuras y escuchaba (no solo oía) todas sus elucubraciones. Que tenía la facultad de alejar la tristeza de sus pensamientos. Su mejor amigo.
¿Por que no podía ser él? ¿Por que no podía elegirlo a él para la cama, para la piel, para colocarlo entre sus piernas? Todo seria perfecto. Pero no, siempre eligiendo al equivocado, el que al final la hacía sufrir. El que hacía que aparecieran las lágrimas. ¿Quien me ha enseñado a elegir? se preguntó.


Él apartó la vista de la pantalla, la miró, le sonrió (como siempre) y dijo: "Mira lo que acabo de leer en casa de una amiga: Hay tantas cosas que nos hacen estremecer si nos dejamos".
Ella pensó ¿Por qué no nos dejamos?





6 comentarios:

  1. la historia desde los dos lados ....la manera en que algunos somos ciegos ante lo que a veces tenemos tan cerca !!!!creo que hay que dejarse ....llevar y creo que hay que dejar lo que no nos haga sentir bien ....a veces la idea de que alguien nos quiere nos la hacemos nosotros mismos aunque la realidad sea otra : la que no queremos ver .....gracias a las experiencias hay algunos que ya tenemos 20 /20 en los ojos del corazón

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    1. Odalys: Lo que digo siempre: Mantener cerca a quienes nos hacen sentir bien y alejar a quienes nos dan mas tristeza que alegría.

      Ver a las personas como son, no como nos gustaría que fueran.

      Estar bien depende de nuestras propias decisiones.

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  2. Quien no nos trata bien no debería tener espacio en nuestra vida, es lógico, lo que pasa es que cuesta despedirse de las ilusiones que hubiésemos puesto en esa persona.
    En cambio, quienes nos traen alegría, seguridad, compañía, comprensión... son un verdadero tesoro y merecen todo nuestro cariño y atención.
    Y para comprobar si puede haber algo más, será cuestión de "dejarse", como dicen tus personajes. Aunque eso también tiene su intríngulis, claro.

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    1. Ángeles: A estas alturas ya hemos aprendido que alejarnos de quien nos trata mal es de sentido común. Pero también hemos aprendido que ese es un sentido nada común.

      Y también sabemos que es muy difícil encontrar tesoros. Muchas veces porque no sabemos ver lo que tenemos justo delante.

      Sorprendentemente, "dejarse", algo que debería ser fácil es muy difícil. Con los excelentes resultados que aparecen cuando lo practicamos.

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  3. No siempre nos dejamos querer por quién nos va a querer bien.
    Supongo que porque no en todo momento podemos permitirnos ser vulnerables ante otra persona, por mucho que esa persona tenos quiera. Será porque a veces herimos a quienes queremos de una manera en la que no somos ni conscientes.
    Vamos, que hay quién prefiere no entregarse al disfrute por si luego toca sufrir, perdiéndose el -posible- sufrimiento y el seguro disfrute. ¡Así de extraña es la naturaleza humana!

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    1. Alicia: Hay un error masivo, no saber ver que tienes delante tuyo lo que buscas.

      Al que se suma el todavía mas común de querer ver en alguien lo que no hay.

      De la suma de esos dos errores sale a) la infelicidad y b) frases como "todas las tios son iguales/todas las tias son unas putas" (no se dice las tias iguales, los tios unos putos).

      Cuando se nos presenta la oportunidad de disfrute no hay que dejarla escapar. El sufrimiento posterior no siempre viene adosado.
      Pero eso ya tu lo sabes.

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