paseando por el hotel

Se equivocó de hora y bajó antes de tiempo. El resto del grupo todavía no estaba. Decidió, en lugar de volver a la habitación, dar una vuelta por el amplísimo hall del hotel. En ese momento poco ocupado.

En las paredes fotos de la Moss de esas que la hacían diferente.

Pasó junto una mesa en la que estaban dos treintañeras (una empezando la década, otra acabándola) la más joven, muy atractiva, le decía a su amiga con un acento inequívocamente argentino: "...tengo que enamorarme aunque sea momentáneamente para coger con alguien, luego ya me  desenamoraré. Me apetece sentir el viento en mi cara, reírme con la gente en la calle, seguir caminando por las aceras sin pisar las lineas, necesito dedicarle un tiempito a mi gato para hacer concurso de miradas a ver quién pestañea primero, quiero beber una cerveza tras otra en la esquina de las noches felinas. Lo demás ya llegará. Al final todo lo hace..."

Al pasar junto a la barra del bar llegó a entender lo que la mujer del pelo liso, la piel morena y la sonrisa que parecía tener de fabrica decía: "¿Por que la vida te guarda regalos que no sabes si sabrás abrir?" y como su acompañante, un hombre que ya no cumpliría la cincuentena no contestara, ella siguió "¿Por que el alma escuece? ¿lo sabes profesor?".

Siguió su paseo y se encontró a una mujer que le hablaba a la pantalla del portátil "Si cierras esta ventana, cierras todo lo que tenemos". El paseante tuvo tentaciones de detenerse para escuchar la respuesta, pero sus pasos le colocaron otra vez cerca de la argentina que ahora hablaba por el móvil en un tonillo entre divertido e insinuante y haciéndole gestos a su amiga "¡Claro! Tu coge, coge todo lo que puedas" y las dos se reían.

Vio a una mujer joven, guapa, rubia, que acababa de entrar al hotel. Hablaba por el móvil sin detenerse "...ahora mismo mi elección es la tranquilidad estando sola, pero sin cerrar la puerta a lo que pueda venir...". Mientras el paseante pensaba lo interesante de esa afirmación la mujer desapareció hacia los ascensores, y se cruzó con la gente de su grupo que bajaban para cenar. Le llamaron con un gesto. Al dirigirse hacia ellos pasó otra vez junto a la argentina del tatuaje, justo cuando su amiga le decía "...pues yo conocí a un tipo este fin de semana, y me lanzo con y sin patines, total..."

Sabía que la cena seria mucho mas aburrida que su recorrido por el salón.