Wilbur con su libro en la mano se acercaba a los sillones vacíos de la sala que mas le atraía de la biblioteca. En su cabeza el sexo de la noche anterior, antes de cenar. Tan satisfactorio, tan "aquitepilloaquitecojo" que ni siquiera acabó en la cama. El sofá hizo de cobijo. Con honores.
Le encanto la charlita de "después de..."en la terraza, frente al horizonte, en bata.
Al pasar junto a una mesa -en la que parecía que una pareja estudiaba- la chica, de pelo corto, le decía a su acompañante masculino, de pelo largo, "Puede que mi opinión sea diferente a la tuya... pero eso no la convierte en equivocada".
Se acomodó y no sabía decirse a si mismo si la sonrisa que bailaba en su cara estaba producida por su recuerdo o por su oreja
Una mezcla de recuerdo y oreja, probablemente.
ResponderEliminarUn abrazo
ana: También creo eso.
EliminarNo hay que contestarse con menos de lo que apetece.
Y las dos posibilidades tienen su atractivo.
pd: Que sepas que ando apuntando los abrazos que me debes. (jijiji).