La temperatura siguió jugando al tobogán, hoy tocaba tregua, hasta se podía caminar por las calles sin abrigo, ni bufanda, ni guantes...
La comida me salió como nunca -mi nueva especialidad- arroz con pollo con salsa arrabiata, con el vino tinto barato de la tiendecita de la esquina elegido por su excelente relación calidad-precio...
Escuché uno que no conocía de dios, que no mejora el pasado pero me llega como regalo impagable...
Pero no, nada de esto es lo que me ha alegrado el día hoy.
Ese mérito le corresponde a una frase de una lectura que me han recomendado:
"Tu nivel de entusiasmo es tu verdadera edad"
Dado lo que me entusiasmó encontrar a quién encontré.
O lo que me entusiasmó conservar a quién conservé.
O lo que me entusiasma estrenar cada día.
O con el entusiasmo con el que follo, lo poco que follo.
O el entusiasmo con que preparo mis próximos viajes.
O el entusiasmo de que pasará en los nuevos encuentros.
Mi contrato de inmortalidad parece que sigue vigente.