Guille y Jota, acodados en la barra, escuchaban divertidos la charla que tenían un grupo de amigos de varios sexos en "modo" quinta o sexta penúltima.
Uno soltó lo de "Quizá deba atreverme a cambiar de ciudad, atreverme a acercarme a lo que quiero tener cerca".
El coro opinó sobre la posibilidad, desde quienes le animaban a los que decían que cambiar la geografía no cambia la historia hasta quienes se ofrecían a acompañarle."
El más alto, más despeinado y que parecía más perjudicado miraba el cuadro de la chica en bañera y no parecía escuchar a los demás que ya estaban empezando a discutir seriamente las opciones.
Se levantó y diciendo "Voy a pedir otra penúltima, pero esta de verdad" se acercó a la barra.
"Ponme lo más venenoso que tengas"
"¿Agua?"
"No estoy tan mal."
"Puede, pero que sepas que peor no se puede estar."
"Yo solo quiero levantarme y ver como me mira desde la bañera. No es tanto pedir."
"Bueno" intervino Guille "un poco egoísta si parece la petición, la pobre va a tener que despertarse antes que tu y meterse en la bañera para complacerte."
"Vale, pues solo la mirada y quita la bañera"
Volvió hacia su mesa sin nueva copa. A medio camino se giró y dijo con cara pícara y algo menos perjudicado de lo que parecía "Y hacerle de guía turístico y enseñarle Cuenca de vez en cuando."
Cuando Pito llegó al bar sus dos amigos todavía reían.