"Todo se banaliza. La sociedad de consume engulle todo. Ha desaparecido el pensamiento independiente."
Se tumbo en su tatami, hoy forrado de rojo pasión, intentado apartar de su cabeza todas las frases que había estado oyendo durante todo el día, durante toda la reunión.
"La gente no piensa lo que dice, solo repite ideas prefabricadas por otros. Nadie busca la excelencia, solo medrar para conseguir colmar ambiciones que se miden por el dinero, no por el conocimiento."
Todos -en el encuentro de antiguos alumnos- con la misma cantinela, ellos un poco mas anchos por la zona del cinturón y con evidente perdida de pelo. Ellas con mas teñidos.
A ella le molestaba que cuando criticaban lo que les rodeaba nunca se incluían a ellos mismos. No, ellos estaban por encima del bien y del mal. De forma milagrosa el curso del 90 se había salvado de sucumbir a cualquier clase de tentación.
Miraba al techo, intentaba relajarse. Y recordó al mas dotado para la rebelión. Al compañero que se pasaba el mismo tiempo en el aula y en la puerta del despacho del director. Al ocurrente que sacaba un punto de humor de cualquier situación. Había llegado tarde, como siempre, y se había mantenido bastante apartado, no busco ni la notoriedad ni el protagonismo.
Al final a punto de marcharse se acerco a el y le pregunto por su vida y se encontró una sonrisa y una lista de cosas simples que según el le alegraban la vida.
"Lo ultimo ha salido de internet y por tres veces. Primero un mail contestando un aviso mío, pero que me habla de belleza y de importancia y que incluye un beso que había llegado nítido a su destino. Después una conversación empezada en un desayuno y terminada justo para cenar, una conversación que por momentos llego a entusiasmarme, que me tuvo la sonrisa colgada de la cara durante horas. Y finalmente una visita esperada que por fin se coló por la puerta de atrás y alcanzo mi casa. ¡Y todo el mismo día!"
Ella miraba el techo, notaba que se alejaba como un plano de cine; de un primer plano de la cara a otro general. Y quería convencerse que conseguiría ser como el trasto que prefería una conversación a un contrato, una sonrisa a un ascenso.