Al llegar al Hope, Ambrosio vio en la barra a Mildred y a su lado un tipo en bermudas teja y camiseta conmemorativa de la ya lejana olimpiada de Sydney.
Él le preguntaba arrastrando ligeramente la voz "una cosa rubia, para confirmar que no he bebido de más ¿son dos o es la misma morena?”
En la pared dos fotos de una morena en la playa.
Ella le miró con cara divertida y le contestó amablemente; "Que estas curda te lo puedo confirmar yo, que ya ni te acuerdas que nos conocemos y el otro día hasta te atreviste a bailar conmigo. Claro que el otro día también estabas perjudicado."
"Perdona bonita, ni me acuerdo de haber bailado contigo, ni me acuerdo si hicimos manitas, ni me acuerdo si acabamos en tu casa, ni me acuerdo si eres “toda” rubia y ni siquiera me acuerdo de tu nombre, Mildred".
Se rieron los dos.
"Me parece que tu olvidas lo que te conviene."
"Naaa, fijatetu que recuerdo que el otro día te creía una diosa, estoy seguro, también recuerdo que me dejaste derrengado como elefante de trapo y que me mirabas con cara de que esperas para venir a darme mas. Lo que no recuerdo es donde estaba bebiendo."
"Quizá es que tengas que beber un poco menos."
"Pero mujer, si todavía soy de los que creo que los días son demasiado cortos para todo lo que quiero pensar, todo lo que quiero patear, todo lo que quiero leer, todos los amigos que quiero ver, todas las copas que quiero vaciar..."
"Si, esa labia si la reconozco bien, Fue la que me hizo llevarte a mi casa."
"No había acabado."
“Acaba."
"Todos los polvos que... bueno, tu ya sabes."
"¿Acabaste?"
"Acabe. Y que yo sepa tu también."
Se rieron los dos.