Por fin había conseguido llevársela a la cama, le había costado básicamente porque Berta no acababa de estar segura de quererlo hacer con una mujer.
Para ser novata se mostró entusiasta, divertida, juguetona y curiosa. Fue un polvo (bueno, tres) muy satisfactorio.
Mientras se ponía las bragas y el sujetador consiguió estar callada, pero cuando se subía la cremallera del vestido no pudo aguantar más y le repitió por 875.649 vez que por favor no se lo dijera a nadie, que mantuviera el secreto "por ahora". Lo decía con ese tono tan alto que tenía para hablar, y con cara de niña buena asustada.
Decidieron ir al Hope a encontrarse con la panda, y tomar algo sólido que les recargara. Al entrar Berta vio el cuadro nuevo de la pared, se giró hacia Alicia con sonrisa traviesa y le dijo "Parecemos nosotras dos".
Si, Berta siempre habla con un tono de voz muy alto.
Los parroquianos la miraron, miraron el cuadro, volvieron a fijarse (con algo más de interés) en las dos jóvenes y aparecieron bastantes sonrisas.