* Oye, ¡ vaya cuerpazo tiene la morena con la que estás !
Lo miró, desvió sus ojos hacia la nombrada que tumbada en el sofá bebía un vino blanco muy, muy frío.
La recordó quitándose la camiseta de tirantes, el día que le ofreció por primera vez la vista de sus tetas.
Y le contestó
* El cuerpo querido nunca es solamente un cuerpo.
Me pregunto si esa respuesta tan magnífica salió del corazón o del cerebro.
ResponderEliminarO tal vez nació en el corazón y el cerebro la procesó, le dio forma y la convirtió en palabras.
Y me pregunto también si el otro entendió la sutileza.
Ángeles: esa respuesta solo puede salir de la cabeza, que razona, valora y prioriza.
EliminarLa segunda linea es muy bella, pero muchas veces -no todas- lo que el corazón manda para ser procesado es la definición de espejismo o si quieres y dicho de otra manera, humo.
Para nada, el otro vive en las superficies.
Muy bonito Guille, ese saber valorar más allá de un cuerpo.
ResponderEliminarDifícilmente me parece que el autor/a del primer comentario lo sabría valorar, ojalá.
Conxita: Hay que valorar lo que importa. Lo valioso. Lo que nos atrae.
EliminarSi decides que es el cuerpo estas diciendo mucho sobre ti.
...y te equivocas.
Los simples que solo ven la superficie enseguida se descubren.
Los interesantes son quienes quieren conocer la parte oculta del iceberg.
No es que el cuerpo querido sea solamente un cuerpo, es que el cuerpo es solo el envoltorio de lo querido.
ResponderEliminarAlicia: sabes, se, que hay mucha gente que vive solo de envoltorios.
Eliminar...hasta hay muchos envoltorios que ni saben que dentro hay algo.